Psicología y enfermedades crónicas: áreas de intervención y beneficios de la terapia psicológica

Los pacientes que padecen enfermedades crónicas requieren no solo el tratamiento prescrito por el médico, sino también el acompañamiento cercano de los miembros de su círculo inmediato. En este proceso, que suele extenderse durante mucho tiempo, pueden surgir retos relacionados con la salud mental, lo que demuestra la relación estrecha entre la psicología y las enfermedades crónicas.

Las enfermedades crónicas (en inglés, chronic diseases) son patologías persistentes en el tiempo, que reciben la denominación de “crónicas” cuando su duración rebasa lo seis meses. Se trata de afecciones que no solo se caracterizan por su duración, sino también por la ausencia de una cura completa. A diferencia de las enfermedades agudas, cuya duración es menor, las enfermedades crónicas se desarrollan gradualmente y requieren una atención continua para controlar los síntomas y prevenir complicaciones. Con respecto a sus causas, se reconocen como principales la predisposición genética, los factores ambientales y los hábitos. 

Enfermedades crónicas más comunes

Por su parte, las enfermedades crónicas pueden manifestarse de diferentes formas. Algunas de las más comunes a nivel mundial incluyen la diabetes, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras enfermedades relacionadas con el sistema digestivo. Debido a su naturaleza persistente, estas enfermedades pueden impactar significativamente en la calidad de vida y salud mental del paciente. Ahí que las personas con enfermedades crónicas reciban no solo información sobre su condición y cuidados, sino también acompañamiento psicológico para un manejo óptimo de la enfermedad.  

Psicología y enfermedades crónicas: áreas de intervención 

La psicología, como disciplina, posee un rol fundamental en la identificación, intervención y manejo de los aspectos emocionales y cognitivos asociados con estas enfermedades. A continuación, se detallan las áreas específicas de intervención: 

Bienestar psicológico 

Debido a que las enfermedades crónicas pueden generar sentimientos de incertidumbre, miedo y frustración, la intervención psicológica en este ámbito busca fortalecer la resiliencia, mejorar la gestión de emociones (enfado, impotencia, frustración, tristeza, desasosiego) y proporcionar herramientas eliminar creencias en torno a la enfermedad. Como consecuencia, se reduciría así el riesgo de desarrollar trastornos psicológicos como la depresión o la ansiedad. 

Bienestar laboral o académico 

Las enfermedades crónicas pueden presentar desafíos en el ámbito laboral o académico, desde la necesidad de ausentarse frecuentemente del centro de trabajo hasta la dificultad para concentrarse o realizar tareas específicas, como rendir exámenes o elaborar trabajos. Frente a esto, la intervención psicológica se centra en desarrollar estrategias adaptativas, promover la comunicación efectiva con colegas o superiores, y fomentar un equilibrio entre las demandas laborales o académicas y las necesidades de salud. Además, permite desarrollar estrategias de aceptación en torno a la posibilidad de la incapacidad laboral o el abandono de los estudios.  

Bienestar social 

La interacción es fundamental para el bienestar de cualquier individuo, pero especialmente para la persona que padece una enfermedad crónica. En general, esta persona puede enfrentar el aislamiento, la incomprensión de sus círculos cercanos (familia y amigos, por ejemplo) o, en casos más graves, la estigmatización. Por lo tanto, la intervención en el bienestar social busca mejorar las habilidades de comunicación, promover la inclusión y fortalecer las redes de apoyo para que le paciente pueda llevar relaciones significativas y duraderas. 

Bienestar familiar 

La dinámica familiar puede verse afectada cuando uno de sus miembros padece una enfermedad crónica. Puede surgir tensión debido a preocupaciones financieras, responsabilidades de cuidado o simplemente la adaptación emocional a la nueva realidad. Los servicios de salud psicológica buscan fortalecer la comunicación familiar, promover la comprensión mutua y proporcionar herramientas para manejar el estrés y los conflictos que puedan surgir. Es más, es fundamental cuando se desarrolla el síndrome del cuidador quemado. 

Tipos de terapia para afrontar enfermedades crónicas 

Diversas modalidades terapéuticas han demostrado ser efectivas para la salud mental del enfermo crónico, pero resaltan, sobre todo, dos: la terapia de aceptación y compromiso, y la terapia cognitivo conductual. A continuación, se describen estos tratamientos psicológicos: 

Terapia de aceptación y compromiso (ACT) 

Este tipo de acompañamiento psicológico se centra en ayudar a los pacientes a conectarse con el presente, así como con otros pensamientos y recuerdos; incluso, recurre a la recuperación de los valores individuales del paciente, los cuales son fundamentales para guiar todas las acciones vinculadas con la vida diaria. Así, en lugar de luchar contra los síntomas o emociones negativas, la ACT enseña a los pacientes a aceptarlos y a coexistir con ellos, puesto que forman parte de su experiencia, pero no definen su identidad.  

Terapia cognitivo conductual (TCC) 

Por su parte, este tipo de psicoterapia es una modalidad terapéutica que se centra en identificar y modificar patrones de pensamiento y comportamiento que pueden ser perjudiciales o inadaptados. En el contexto de enfermedades crónicas, la TCC puede ayudar a los pacientes a desafiar y reestructurar creencias negativas sobre su enfermedad, mejorar la adherencia al tratamiento y desarrollar habilidades de afrontamiento para manejar el estrés y la ansiedad asociados con su condición. Esta terapia es especialmente útil para tratar comorbilidades psicológicas, como la depresión o la ansiedad. 

Beneficios de la intervención psicológica ante las enfermedades crónicas 

La intervención psicológica ofrece una serie de beneficios. Estos son: 

Permite aliviar tensiones 

El diagnóstico y manejo de una enfermedad crónica pueden generar un alto nivel de estrés y tensión. La intervención psicológica proporciona un espacio seguro donde los pacientes pueden expresar sus preocupaciones, miedos y frustraciones. Las técnicas terapéuticas antes mencionadas son fundamentales para esto. 

Ayuda a gestionar el malestar 

El malestar emocional es común. Aquí la psicoterapia ofrece herramientas para identificar, comprender y modificar patrones de pensamiento que conducen a esta sensación que puede llegar a ser inhabilitante. 

Permite adoptar mejores hábitos 

Las enfermedades crónicas a menudo requieren cambios significativos en el estilo de vida, desde la dieta y el ejercicio hasta el cumplimiento estricto del tratamiento (pastillas, inyecciones, pruebas diagnósticas recurrentes, entre otros). La intervención psicológica puede ayudar a los pacientes a establecer y mantener hábitos saludables sin perder la motivación. 

Ayuda a eliminar creencias negativas 

Las creencias y percepciones negativas sobre la enfermedad pueden actuar como barreras para el cuidado efectivo y el bienestar general. La psicoterapia puede ofrecer perspectivas más adaptativas y realistas. 

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