Salud mental y familia: ¿por qué es importante esta relación?

Hoy en día, la importancia de la salud mental es innegable. De hecho, es cada vez más frecuente que las personas busquen asistencia psicológica para lograr bienestar emocional y estabilidad en su vida cotidiana. Además, poco a poco se desvanecen los estigmas en torno a ciertos trastornos mentales, lo que contribuye a brindar atención oportuna a quienes los padecen. En este contexto, la relación entre salud mental y familia es importante, puesto que esta última brinda soporte y apoyo a sus miembros cuando alguno padece algún trastorno. Este texto aborda dicha relación en profundidad.

¿Qué es la salud mental? 

La salud mental es un estado de equilibro emocional y psicológico que permite afrontar y superar diferentes situaciones de la vida cotidiana sin perder la estabilidad ni el bienestar general. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), “es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustentan nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos”. En pocas palabras, la salud mental va más allá de la ausencia de trastornos mentales: tiene que ver también con diferentes capacidades y habilidades para alcanzar un estado completo de bienestar, en el que lo físico, lo mental y lo social son factores insoslayables. 

¿Cuál es el rol de la familia en la salud mental? 

La familia desempeña un rol fundamental en la salud mental de sus miembros. De hecho, proporciona el primer entorno de socialización y aprendizaje, por lo que los padres o cuidadores, hermanos u otros miembros de la familia extensa, pueden convertirse en factores protectores o factores de riesgo en lo que concierne al bienestar psicológico. 

En este sentido, se espera que el ambiente familiar sea saludable, de modo tal que los niños y niñas se sientan acompañados, escuchados y queridos, lo que contribuye a un desarrollo sano y pleno. Por su parte, si el entorno familiar es problemático, es posible que, desde muy temprana edad, se desarrollen trastornos de ansiedad, depresión o dificultades para comprender, situar y manejar emociones. Con todo, la familia también es una imagen fundamental en el cuidado de miembros que cuentan con trastornos mentales de diversa índole. 

Trastornos mentales, salud mental y familia 

Ahora bien, la familia también es un factor indiscutible en el afrontamiento de trastornos mentales, como los siguientes: 

  • trastornos psicóticos, como la esquizofrenia 

  • trastornos del estado de ánimo, como la depresión o trastorno bipolar 

  • trastornos de la personalidad, como el trastorno límite de la personalidad 

  • trastornos de la conducta alimentaria, como la bulimia o anorexia) 

  • trastornos de control de impulsos, como el trastorno de la personalidad antisocial 

  • trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) 

Sean niños, jóvenes o adultos, estas personas requieren cuidados específicos que pueden impactar no solo en su recuperación y atención, sino también en las dinámicas familiares. Se generan, entonces, desajustes o cambios significativos. Estos posibles desajustes pueden derivar en cambios de hábitos, estigmas, ansiedad, entre otros, por lo que la familia requiere de asesoría, información y autocuidado para llevar estas situaciones de la mejor manera posible. 

Salud mental y familia: ¿cómo lograr una comunicación familiar positiva?

La comunicación es un componente esencial de las relaciones familiares saludables y puede desempeñar un papel crítico en la salud mental. Aquí hay algunas estrategias para fomentar una comunicación familiar positiva: 

Escuchar 

La escucha activa es poderosa, puesto que demuestra interés y voluntad por comprender lo que la otra persona dice. Así, prestar atención pueden impactar en la autopercepción y autovaloración del miembro de la familia. 

Respetar 

El trato digno y considerado con la situación particular permite sentirse respetado; además, en cuanto a la comunicación, cada miembro de la familia debe estar en la capacidad de expresar libremente sus opiniones o necesidades sin riesgo de descalificación. Sumado a esto, todos poseen sus tiempos para comunicarse, por lo que no se debe presionar a nadie. 

Expresar 

Todos los miembros de la familia deben expresar sus sentimientos para que haya respuestas adaptadas a sus necesidades y expectativas. En este sentido, es importante que comunique qué es lo que le pasa, qué siente y siempre decirlo en primera persona con un “me siento”. Esto permite enfocar su estado anímico y emocional. 

Atender 

Prestar atención a las necesidades y preocupaciones de los familiares es una forma de comunicar interés. Aunque sean todas diferentes e, incluso, incompatibles en ocasiones, las necesidades deben ser atendidas oportunamente. 

No juzgar 

Evitar la crítica, la condena y aceptar a los miembros de la familia como son contribuye con la autoestima de cada uno de ellos, ya que, al reconocer la diferencia de formas de ser, pensar y actuar, se demuestra respeto y valoración. 

Preguntar 

Una manera de mostrar interés es, desde luego, preguntar. Estas, que nunca deben estar centradas en respuestas de "sí" o "no", deben conminar al miembro de la familia a desarrollar sus expectativas o planes. Se busca la fluidez. 

Aconsejar 

Los consejos son importantes para la orientación y apoyo, pero deben comunicarse adecuadamente. Por lo tanto, se recomienda ser prudente con las palabras e ideas expresadas. 

Paciencia 

Cuando en el ambiente familiar hay dificultades en torno al cuidado de la salud mental, se deben tomar medidas inmediatamente. Aunque en un principio pueda ser una circunstancia retadora, la paciencia es fundamental para lograr buenos resultados. Esto se extiende a la comunicación, sobre todo cuando se deben comunicar ideas, iniciativas, metas, objetivos, entre otros. 

Cuidar los gestos 

La comunicación no verbal también es importante. Los gestos, las expresiones faciales, los movimientos del cuerpo, el tono y timbre de voz pueden transmitir mensajes poderosos. Cuando hay contradicción entre las palabras y los gestos, los mensajes pueden ser distorsionados. 

Salud mental y familia: ¿cómo promoverla? 

Como se ha visto, la familia es el pilar que sostiene tanto la salud mental como los cuidados para quienes padecen problemas de salud mental. Junto con una buena comunicación, se deben seguir las siguientes recomendaciones, las cuales tienen como objetivo mejorar todas las relaciones intrafamiliares.  

Crear un ambiente seguro 

Un hogar estable proporciona sensaciones de seguridad. Esto incluye no solo la seguridad física, sino también la seguridad emocional. Esto último es importante para la salud mental y familia, ya que cada uno de sus miembros puede encontrar respaldo, espacios para comunicarse, explorar emociones sin temores, entre otros. 

Ayudar a la gestión de las emociones 

Como es bien sabido, las emociones son una parte natural de la vida humana y permiten una relación amable y satisfactoria con el mundo. Por lo tanto, es necesario aprender a manejarlas de manera saludable para que no generar inestabilidad. La familia, sobre todo en los primeros años de vida, proporciona modelos y ayuda para expresar, gestionar y expresar sentimientos. 

Crear sentido de pertenencia 

Por su parte, el sentido de pertenencia es crítico para mejorar no solo la autoestima, sino también el bienestar emocional. La conexión entre cada uno de los miembros de la familia permite pasar tiempo de calidad, afrontar de mejor manera las dificultades y tener experiencias que puedan provocar felicidad. El apoyo mutuo es fundamental. 

Apoyar en la gestión del estrés

Junto con la gestión de las emociones, la gestión del estrés es de importancia indiscutible para tener salud mental. Las familias pueden ayudar a sus miembros a aprender técnicas de manejo de estrés, acompañarlos, escucharlos y aconsejarlos. 

Fomentar el autocuidado 

El autocuidado es una parte esencial de la salud mental. Las familias pueden enseñar y modelar comportamientos de autocuidado, como una alimentación saludable, el ejercicio regular y el sueño adecuado.  Pero esto también tiene que expandirse a toda la familia, más aún cuando se cuenta con familiares que requieren atenciones y cuidados por padecer trastornos mentales. El autocuidado, asimismo, es fundamental para la prevención del suicidio, ya que permite comprender y valorar el día a día como parte de una vida plena, valiosa de ser vivida. 

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