La educación ha experimentado una rápida evolución en las últimas décadas. Junto con la introducción de las TIC, se han propuesto y desarrollado nuevos enfoques pedagógicos para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje en las aulas. Uno de estos es, precisamente, la educación personalizada. Aunque no es del todo novedosa en cuanto a sus bases teóricas, sí que es cierta la necesidad de instaurarla en todos los niveles educativos debido a sus ventajas y posibilidades, sobre todo, en lo que respecta a su integración con nuevos instrumentos y herramientas dirigidas a la práctica docente y a la evaluación educativa.
En efecto, la educación personalizada –como indica su nombre– busca la adaptación de los procesos de enseñanza a las características individuales de cada estudiante. Este enfoque educativo parte de la premisa del reconocimiento, valoración y respeto de las diferencias personales en lo que concierne a los ritmos de aprendizaje, necesidades, intereses y habilidades únicas. De ahí la relevancia del aprendizaje personalizado: brinda una ruta propicia para que cada alumno alcance su máximo potencial a través de un aprendizaje significativo y efectivo.
Partiendo de la creación de entornos de aprendizaje adaptados, la educación individualizada no se limita únicamente a la adaptación de contenidos, sino que propone establecer metas a corto y largo plazo para favorecer el desarrollo integral del estudiante. Así, sin perder la guía de los contenidos y los objetivos de aprendizaje, se exploran sus motivaciones y contextos específicos para fomentar la paulatina adquisición de conocimientos y el desarrollo de habilidades necesarias para el éxito académico. En todo momento, se busca atender a lo que el estudiante requiere en cada momento del proceso educativo.
Muchos centros educativos basan la educación personalizada en la evaluación del perfil de los estudiantes. Esto constituye el primer paso hacia el diseño de materiales, contenidos, dinámicas y métodos individualizados que sigan, desde un primer momento, las habilidades, necesidades y preferencias de cada estudiante. Desde luego, se parte de un análisis profundo y detallado en el que intervienen profesionales de la educación. Con el tiempo, según los resultados, se pueden cambiar o mejorar los métodos utilizados si es que es necesario hacerlo.
La implementación de rutas de aprendizaje personalizadas se basa también en el análisis del perfil del estudiante. No obstante, en este caso, se establecen diferentes programas (véanse los programas para niños con altas capacidades) y métodos de aprendizaje para favorecer tanto los ritmos de aprendizaje como el compromiso del estudiante con su proceso. Implica, al mismo tiempo, una supervisión constante de parte de los docentes, ya que es importante que el estudiante cumpla con los objetivos establecidos para cada asignatura y periodo (por ejemplo, bimestres).
Para lograr la educación personalizada, muchos centros consideran el seguimiento del progreso de los estudiantes a partir del desarrollo de competencias; es decir, se aplica la supervisión del cumplimiento de metas específicas. Lo interesante de este enfoque de educación personalizada es que el estudiante puede trabajar diferentes competencias al mismo tiempo, lo que significa que puede avanzar y continuar en su aprendizaje conforme vaya superando determinadas metas en torno a conocimientos, habilidades y destrezas. Se considera la creación de espacios para el despliegue de las competencias.
También existe la posibilidad de diseñar espacios para el aprendizaje flexible. Esto consiste en la adaptación de aulas, recursos, momentos del día, métodos, entre otros, para facilitar la participación de los estudiantes en las actividades propuestas. Como en los casos anteriores, aquí se consideran las necesidades y preferencias individuales de aquellos.
Es importante partir de la determinación del modo en el que el estudiante será evaluado durante el curso o año académico. Además, se deben establecer evaluaciones específicas que, una vez sumadas, puedan dar cuenta del desempeño del estudiante.
Se debe, asimismo, escoger la metodología o conjunto de recursos de enseñanza para permitir una correcta aplicación de la educación personalizadas. Implica, entonces, el diseño de estrategias pedagógicas alineadas con los estudiantes.
Estos objetivos permiten trazar metas a corto, mediano y largo plazo, de tal manera que los estudiantes puedan crecer, aprender y mejorar según sus necesidades.
La evaluación continua se establece como un mecanismo para monitorear y ajustar los procesos educativos, de tal manera que sea posible que las estrategias implementadas faciliten un desarrollo académico y personal óptimo.
La asesoría académica proporciona orientación y apoyo a los estudiantes cuando estos lo requieren. Los docentes deben estar al tanto del progreso de estos y así proponer sesiones de tutorías.
Nuevas tecnologías. La incorporación de nuevas tecnologías en la educación personalizada facilita la creación de entornos de aprendizaje adaptativos y accesibles.
Aprendizaje basado en proyectos. El aprendizaje basado en proyectos permite que los estudiantes apliquen sus conocimientos y habilidades en contextos prácticos y relevantes.
Aprendizaje cooperativo. El aprendizaje cooperativo promueve intercambio de ideas y conocimientos, y fomenta habilidades sociales y emocionales esenciales para su desarrollo integral.
Flipped Classroom. La metodología del aula invertida facilita la autonomía del estudiante al permitir exploración de contenidos de manera independiente y reservando el tiempo de aula para la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos.
Aprendizaje basado en competencias. El aprendizaje basado en competencias asegura que los estudiantes adquieran habilidades y conocimientos aplicables en contextos reales.
Mayor productividad. Potencia la productividad al alinear las estrategias de enseñanza con las necesidades y preferencias individuales de cada estudiante, lo que maximiza su rendimiento académico.
Mayor autoestima. Fortalece la autoestima no solo por el reconocimiento de las particularidades del estudiante, sino también porque este progresa y ve reflejados sus esfuerzos en resultados tangibles.
Desarrollo del pensamiento crítico. Fomenta el pensamiento crítico al permitir que los estudiantes exploren y cuestionen los contenidos de aprendizaje de manera activa y reflexiva.
Motivación por el aprendizaje. Potencia la motivación intrínseca por aprender.
Menor frustración. Minimiza la frustración y promueve una experiencia de aprendizaje positiva.
Actitud positiva. Fomenta una actitud positiva hacia el aprendizaje y la educación.
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