El condicionamiento operante, desde su formulación, ha brindando un conjunto de ideas que permite comprender cómo es que se modela la conducta a través de refuerzos o castigos, sean estos positivos o negativos. A diferencia del condicionamiento clásico, en el que la conducta se desarrolla a través de asociaciones entre estímulo-respuesta, el la teoría del condicionamiento operante enfatiza la asociación entre recompensas y castigos, lo que puede incidir en la eliminación o desarrollo de conductas. Para comprender esto, en el siguiente texto, se explica qué es el condicionamiento operante, cómo funciona, sus elementos principales y las técnicas que posee para abordar conductas.
El condicionamiento operante o instrumental es una teoría psicológica propuesta y desarrollada por Burrhus Frederic Skinner en el siglo XX. Esta teoría sostiene que la conducta de un individuo se forma a partir de las consecuencias que siguen inmediatamente a ciertas acciones; esto es, una conducta puede ser establecida o modificada en función de la utilización de refuerzos o castigos. Por su parte, la ley del efecto –propuesta por el también psicólogo Edward Thorndike– explica lo anterior a través de consecuencias reforzantes y consecuencias aversivas, las cuales explican la ocurrencia mayor o menor de una conducta determinada, respectivamente. Con todo, en términos más sencillos, se discurre en torno a refuerzos o castigos que conducen a la formación o eliminación de una conducta.
Siguiendo lo anterior, el condicionamiento operante funciona a través de la aplicación de refuerzos o castigos ante una conducta. Por un lado, un refuerzo positivo incrementa la frecuencia de una conducta al agregar un elemento agradable, mientras que un refuerzo negativo puede incidir en eliminarla o disminuirla quitando un estímulo como un regaño.
Por otro lado, en cuanto a los castigos, sean estos positivos o negativos, están orientados a reducir conductas. Aquí, un castigo positivo puede incluir la utilización de un estímulo aversivo, mientras que un castigo negativo puede eliminar un estímulo agradable.
Con todo, se trata de un obtener algo a través de un medio, lo que le da el nombre a esta teoría, es decir, la utilización de un instrumento para obtener una consecuencia (operante).
Los elementos clave del condicionamiento operante incluyen el refuerzo positivo, el refuerzo negativo, el castigo positivo y el castigo negativo. Cada uno de estos elementos puede ser utilizado para modificar una conducta objetivo.
Refuerzo positivo. Este elemento aumenta la frecuencia de una conducta al agregar una recompensa después de la conducta.
Refuerzo negativo. Este elemento también aumenta la frecuencia de una conducta, pero lo hace eliminando algo desagradable después de la conducta.
Castigo positivo. Este elemento tiene como objetivo reducir conductas al agregar un estímulo aversivo después de la conducta.
Castigo negativo. Este elemento también tiene como objetivo reducir conductas, pero lo hace eliminando un estímulo agradable después de la conducta.
Para comprender cómo se adquieren o refuerzan conductas, es necesario atender a los siguientes procedimientos.
Podría decirse que es el primer paso para lograr el desarrollo de una conducta. Precisamente, en términos de condicionamiento operante, la instigación implica la enseñanza de cómo debe realizarse determinada conducta a través de la manipulación de un estímulo discriminativo. Esto quiere decir que se atienden a, primero, la formulación de instrucciones; segundo, el procedimiento de guía física; y, tercero, la imitación de la conducta o modelado. Aquí se conoce cuáles son las consecuencias de terminada conducta si se sigue cada uno de los pasos anteriores.
Por su parte, en cuanto al moldeamiento, este consiste en un proceso gradual en el que la conducta es reforzada paso a paso. En efecto, a través de la consideración de una conducta objetivo, se plantean aproximaciones sucesivas para alcanzar que aquella pueda llevarse a cabo de manera completa. Se trata, en todo caso, en la ejecución paulatina de una conducta que puede llegar a ser especializada, como atarse los zapatos.
Como concepto y momento clave del condicionamiento operante, el desvanecimiento es utilizado para reducir gradualmente la utilización o dependencia de determinado estímulo o refuerzo al que el individuo está acostumbrado. En otras palabras, tras el fortalecimiento la conducta, lo que se había utilizado como refuerzo se brinda con menos frecuencia hasta que no sea necesaria para aquella.
Cuando se habla de encadenamiento se alude a un conjunto de eslabones, lo que en la teoría del condicionamiento operante significa que varias conductas se unen para formar una conducta o secuencia compleja. Lo que caracteriza al encadenamiento es que una conducta refuerza a la otra, de tal manera que el resultado final es la especialización de cada una de las conductas en una sola. El ejemplo más claro es la ejecución de un instrumento en un alto nivel de precisión.
Los programas de reforzamiento son esquemas diseñados para proporcionar refuerzos a una conducta. En otras palabras, consiste en la planificación de cuándo y cómo se darán los refuerzos. Algunos programas proporcionan un refuerzo después de cada conducta, mientras que otros lo hacen después de un número determinado de conductas o después de un período de tiempo específico. Estos programas pueden ser una herramienta efectiva para mantener y fortalecer las conductas deseadas.
Por su parte, en la teoría del condicionamiento operante, también hay maneras de eliminar conductas.
Se trata de un proceso que implica la eliminación de un refuerzo, lo que resulta en la disminución y eventual desaparición de la conducta que se estaba reforzando. Este proceso puede ser útil para que se disminuya la probabilidad de ocurrencia de conductas no deseadas.
Entrenar para omitir consiste en una técnica que implica la eliminación de la oportunidad de obtener un refuerzo después de una conducta; en otras palabras, si ocurre la conducta esperada, omite el refuerzo. Un claro ejemplo restringir el uso de teléfonos móviles cuando los hijos no acatan una orden de parte de los padres o cuidadores.
En este caso, se trata de una estrategia para disminuir la ocurrencia de una conducta a través del incremento de refuerzos alternativos. Por ejemplo, si se espera que un niño logre un alto rendimiento en la escuela, se le premia tras obtener buenos resultados en las asignaturas para que otras conductas, como centrarse en videojuegos, pierdan valor paulatinamente. Como puede notarse, aquí se busca la prevalencia de conductas deseadas a partir de un reforzamiento diferencial.
El coste de respuesta es una técnica que implica la pérdida de un refuerzo después de una conducta no deseada. Esto puede ayudar a reducir la conducta, ya que el individuo aprende que la conducta resultará en una pérdida de refuerzo.
El tiempo fuera es una técnica que implica aislar al individuo de la oportunidad de obtener un refuerzo después de una conducta no deseada. Esto puede ayudar a reducir la conducta, ya que el individuo aprende que la conducta resultará en una pérdida temporal del refuerzo.
Esta es una técnica que implica la exposición repetida a un refuerzo hasta que pierde su efecto. Esto puede ayudar a reducir la conducta, ya que el individuo aprende que la conducta ya no resultará en un refuerzo.
Se trata de una técnica que implica la corrección excesiva de una conducta no deseada. Por ejemplo, si en casa un niño mancha la cama en las noches, se le conmina a lavar las sábanas.
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