La cirugía general y la cirugía especializada requieren del acompañamiento de diferentes profesionales. Esto quiere decir que, junto con el cirujano, en los procedimientos quirúrgicos, deben estar presentes anestesiólogos, los técnicos quirúrgicos y los enfermeros. Precisamente, estos últimos deben conocer las técnicas quirúrgicas en enfermería para contribuir con la correcta realización de las intervenciones. Este texto se centra en estas técnicas, sobre todo en las más básicas, ya que cada tipo de cirugía requiere no solo conocimientos específicos, sino también instrumental especializado.
Antes de cualquier intervención quirúrgica, el personal de enfermería debe realizar una inspección rigurosa de las condiciones individuales del paciente. Esta etapa permite identificar posibles riesgos y preparar al paciente adecuadamente. Así, los enfermeros y enfermeras revisan los antecedentes médicos del paciente, como enfermedades previas, alergias, medicamentos en curso. También se evalúa el estado físico del paciente, lo que incluye análisis de sangre, electrocardiograma y radiografías si es necesario. Por otro lado, se considera el estado emocional del paciente, ya que el miedo o la ansiedad pueden influir en la recuperación. Aquí el personal de enfermería puede brindar contención emocional, información y calma antes de la intervención.
La asepsia es un principio fundamental en cualquier procedimiento médico, sobre todo en procedimientos quirúrgicos, sean ambulatorios o complejos. Se entiende, entonces, que la piel es una barrera natural contra infecciones, pero durante una cirugía, esta barrera se rompe a través de incisiones profundas que permiten llegar a la zona objetivo. El personal de enfermería es responsable de asegurar que el área quirúrgica esté libre de bacterias y otros patógenos. Esto implica rasurar el área si es necesario, limpiarla con soluciones antisépticas específicas y aplicar campos estériles alrededor de la zona a operar para protegerla de contaminantes.
El campo estéril se refiere al área donde se realizará la intervención y sus alrededores inmediatos, por lo que debe mantenerse libre de cualquier agente contaminante. Los enfermeros y enfermeras despliegan sábanas estériles sobre el paciente para garantizar que solo se exponga el área de intervención. Todos los instrumentos y materiales necesarios se organizan meticulosamente sobre mesas estériles, asegurando que estén al alcance y listos para su uso. Además, se verifica la integridad de los paquetes esterilizados y se mantiene una técnica aséptica estricta al manipularlos.
Por su parte, la vestimenta adecuada es una barrera adicional contra la contaminación. Durante las intervenciones quirúrgicas, el personal de enfermería utiliza batas esterilizadas, guantes, mascarillas, gorros y calzado especial para quirófano. Al vestirse, es crucial seguir un orden específico para garantizar la esterilidad, lo que inicia con el lavado profundo de manos. Cada uno de estos elementos cumple normas rigurosas de fabricación y uso para alcanzar un alto nivel de efectividad contra microorganismos.
Durante una cirugía, la administración de medicamentos o compuestos debe seguir un procedimiento riguroso para no afectar ni la salud del paciente ni el procedimiento en sí mismo. Junto con los anestésicos, pueden requerirse medicamentos para diferentes efectos, como adrenalina, aminofilina, dobutamina, dopamina, fenitoína, metilprednisolona, nitroprusiato, salbutamol, timetafán, entre otros. El personal de enfermería verifica las dosis y las administra en el momento adecuado.
En el entorno quirúrgico, cada instrumento tiene un propósito específico y debe manejarse con precisión. El personal de enfermería, especialmente el enfermero circulante y el instrumentista, debe familiarizarse con una amplia gama de instrumentos, desde pinzas y tijeras hasta dispositivos más complejos. Entonces, antes de la cirugía, se verifica la funcionalidad y limpieza de cada instrumento. Durante la intervención, por su parte, el personal de enfermería organiza y proporciona estos instrumentos al cirujano según se requieran, asegurando una entrega rápida y eficiente.
La seguridad del paciente es primordial. Para evitar complicaciones, como la retención inadvertida de material quirúrgico en el paciente, se lleva a cabo un conteo riguroso de todos los materiales, incluidas gasas, compresas, agujas y otros instrumentos. Este conteo se realiza en tres momentos críticos: antes de la incisión, antes de cerrar la cavidad y al finalizar la cirugía. En caso de discrepancias, se deben tomar medidas inmediatas para localizar cualquier material faltante.
Durante la intervención, es esencial monitorizar continuamente al paciente para detectar cualquier cambio en su estado. Esto incluye observar signos vitales como la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la saturación de oxígeno. El personal de enfermería trabaja en conjunto con el anestesiólogo, observando monitores y reportando cualquier anomalía que pueda surgir. Esta monitorización garantiza que se detecten y gestionen rápidamente las complicaciones.
El personal de enfermería verifica nuevamente los signos vitales del paciente, evalúa el sitio de incisión en busca de sangrado y se asegura de que el paciente reciba el analgésico adecuado para manejar el dolor. También se instruye al paciente y a su familia sobre los cuidados en el hogar, las señales de complicaciones y el seguimiento con el cirujano. La recuperación adecuada y la prevención de complicaciones dependen en gran medida de estos cuidados postoperatorios.
Tras algunas intervenciones, es necesario colocar drenajes o sondas para evacuar fluidos acumulados o administrar medicamentos. Estos dispositivos deben manejarse con cuidado para prevenir infecciones. Así, el personal de enfermería se encarga de vaciar, medir y registrar la cantidad y el tipo de líquido en los drenajes, así como de observar cualquier signo de infección. Las sondas, como las vesicales o nasogástricas, requieren cuidados específicos para asegurar su correcto funcionamiento y evitar molestias al paciente.
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