Inclusión financiera en América Latina y el Caribe: mucho más que una cuenta bancaria

La inclusión financiera en América Latina y el Caribe es un reto que se viene abordando desde diversos flancos desde hace muchas décadas. Este trabajo ha dado frutos positivos gracias a la tecnología y la transformación digital ha experimentado la banca. Hubo avances en la última década, pero quedan retos por afrontar para que la inclusión sea plena. Como se sabe, el desarrollo socioeconómico de la región depende, en gran medida, del aprovechamiento de todas las posibilidades del sector formal. ¿Quieres conocer un poco más sobre esto tema? A continuación, te presentamos los aspectos más importantes de este tema.

Inclusión financiera en América Latino y el Caribe, ¿cuál es su estado actual? 

En América Latina y el Caribe, la inclusión financiera ha experimentado un crecimiento significativo desde la emergencia sanitaria por la COVID-19. Es así como, desde 2020 hasta hoy, se ha visto un incremento en la adopción de diferentes servicios financieros básicos, sobre todo, digitales. Sin embargo, a pesar de lo alentador de esto, aún existe una brecha considerable en torno a indicadores fundamentales para la salud financiera

Una mirada rápida a esta situación demuestra que la dependencia del dinero en efectivo ha disminuido (véanse los pagos y ahorros en metálico). Esto demuestra, en efecto, que son cada vez más las personas que son parte del sistema financiero formal. Sumado a esto, también se tienen cifras sobre la afiliación a fondos de inversión y otras formas de generar ingresos más allá de las nóminas de trabajador o, como se verá luego, las pensiones. 

No obstante, la brecha financiera sigue siendo pronunciada sobre todo para aquellas personas cuya situación individual les impide ser parte de este sistema. Los bajos ingresos, la residencia en zonas alejadas o de difícil acceso, el empleo informal –tan extendido en toda la región– y la ausencia de educación financiera de calidad condicionan el avance en el acortamiento de estas distancias propias de los países en vías de desarrollo. 

El incremento de afiliación a cuentas bancarias es, claramente, un inicio para nuevas formas de inclusión financiera, pero es necesario atender a otros aspectos que brinden seguridad económica a las personas. Esto se aborda a continuación. 

Inclusión financiera: más allá de tener una cuenta de banco 

La inclusión financiera excede la mera posesión de cuentas bancarias. En términos más amplios, este concepto alude al acceso integral, según las necesidades de cada usuario, a una amplia diversidad de servicios financieros, a saber: cuentas de ahorro, cuentas corrientes, créditos, asesoramiento, seguros y productos de inversión. A pesar de que un porcentaje considerable de la población de América Latina y el Caribe cuenta con productos financieros básicos, aún existe una brecha significativa en el uso de estos mismos servicios.  

Entonces, ¿cómo se explica esta brecha financiera? Veamos: 

  • En cuanto a los métodos de ahorro, muchos ciudadanos de la región aún no participan activamente del ahorro formal, el cual incluye la participación en cooperativas, la adquisición de propiedades, los fondos de inversión o el ahorro en fondos distintos a los de la jubilación. En su defecto, permanecen prácticas como ahorrar en casa. 

  • La resiliencia financiera también es un indicador relevante para comprender la inclusión financiera en América Latina y el Caribe. ¿A qué alude? Grosso modo, refiere a la capacidad de afrontar gastos imprevistos sin acceder a un crédito u otras ayudas financieras. Muy pocas personas de la región cuenta con fondos de emergencia. 

  • La jubilación, según sea el caso, está a cargo del Estado o fondos privados como las AFP. En lo que respecta a la inclusión, esta se mide en función del porcentaje de personas que están afiliadas a planes de pensiones. Además, se toma en cuenta si el dinero recibido tras la jubilación será suficiente para cubrir gastos básicos. 

  • También se debe mencionar la vulnerabilidad financiera, la cual recala en la posibilidad de afrontar gastos imprevistos durante al menos seis meses sin la petición de préstamos, ya sean bancarios o no. 

¿Cómo promover la inclusión financiera en América Latina? 

Avanzar en la inclusión financiera en América Latina y el Caribe requiere de enfoques estratégicos y adaptados a las necesidades específicas de la población. A continuación, se presentan algunas de las estrategias clave: 

Proponer soluciones a medida 

Los servicios financieros deben atender las necesidades de segmentos de la población que tradicionalmente han sido excluidos. Uno de ellos es, sin lugar a dudas, las zonas rurales y comunidades que se encuentran en territorio de difícil acceso, como ocurre en los Andes y la Amazonia. Los productos deben ser accesibles, en todo aspecto, para estos grupos. 

Personalizar ofertas y servicios 

Siguiendo lo anterior, las ofertas y servicios deben personalizarse para contribuir a inclusión financiera. ¿Cómo se realiza esto? Es importante entender, abordar y proponer soluciones para responder a las necesidades, así como las condiciones particulares, de diferentes grupos demográficos. Se incluyen los préstamos, otorgar tarjetas de crédito y una calificación crediticia a medida. 

Mejorar la educación financiera 

Un aspecto de gran relevancia para la inclusión financiera en América Latina y el Caribe es la educación financiera. Las finanzas personales, el conocimiento de la banca, la toma de consciencia de otros modos de ahorro, entre otros, son importantes para que la población pueda actuar de manera coherente con sus necesidades y posibilidades económicas

Fortalecer la colaboración pública y privada 

Esta colaboración es fundamental para que los ciudadanos puedan beneficiarse de políticas gubernamentales que fomentan la inclusión financiera. Además, gracias a estas acciones conjuntas, aquellos participarían de incentivos, beneficios y otras dinámicas cuyo único objetivo sería disminuir el uso de efectivo en casi todas las transacciones que realizan cotidianamente. 

Crear incentivos de afiliación 

Por último, desarrollar incentivos para alentar a más personas a unirse al sistema financiero formal puede ser una táctica eficaz. Los beneficios tangibles para los nuevos usuarios de servicios financieros pueden ser un aliciente importante para la inclusión. 

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