Gamificación y diseño de juegos educativos: ¿qué considerar?

Una de las últimas tendencias en innovación educativa es la utilización de los juegos durante las clases tanto teóricas como prácticas. La razón es sencilla: a través de la gamificación, los estudiantes pueden acercarse de manera más creativa y sólida a los contenidos de las asignaturas. Este texto desarrolla la importancia del diseño de juegos educativos, un aspecto importante para lograr que estos sean funcionales a las necesidades de los estudiantes. 

¿Qué es la gamificación en educación? 

Cuando se habla de gamificación, se alude a la utilización activa de elementos y técnicas de diseño de juegos en contextos educativos. Se trata de una muy útil para lograr la motivación en los estudiantes, la mejora en el compromiso con el aprendizaje y la adquisición/retención de conocimientos impartidos durante las clases. Junto con las dinámicas del juego, se puede incluir sistemas de recompensa para lograr todo lo anterior. Se recurre a puntos, insignias, clasificaciones, desafío, entre otros. 

En cuanto a su aplicación, la gamificación es funcional para casi cualquier tema, curso o asignatura de cualquier modalidad (presencial, semipresencial u online). Esto es así porque los juegos que se integran en la enseñanza no buscan convertir el aprendizaje en un juego en sí mismo, sino más bien en utilizar elementos y principios de los juegos para enriquecer las experiencias de aprendizaje de los estudiantes. 

Es más, la gamificación implica un trabajo y un proceso complejo en el que se determinan los objetivos y modos de uso de sus recursos. Se busca, en este sentido, que los contenidos sean atractivos y se logre un aprendizaje lúdico a partir de retroalimentación constante, recompensas, sensación de progreso y reconocimiento de los logros. 

¿Cuál en la importancia de la gamificación en el aula? 

Se ha mencionado ya que la gamificación es un factor importante en la motivación y el compromiso de los estudiantes, tanto en la educación básica como en la educación superior. Los elementos del juego, en este sentido convierten las clases y el proceso de aprendizaje en sí mismo como más divertido, lo que puede conducir a incrementar el compromiso, la participación y el esfuerzo en todas las dinámicas de clase (intervenciones, trabajo colaborativo, entre otros). 

El impacto de la gamificación, entonces, se observa en un aprendizaje más efectivo y significativo. La concentración, la memoria, la comprensión de los contenidos y el razonamiento en general se ven potenciados por las actividades lúdicas planteadas por los docentes, ya sean juegos virtuales o no. En este proceso, por supuesto, los estudiantes reciben comentarios y respuestas inmediatas, lo que permite conocer cuáles son los aciertos y los fallos con respecto a los contenidos incluidos en los juegos. Aquí, los docentes se convierten en guías para identificar y corregir errores. 

Como consecuencia, se desarrolla el pensamiento crítico y se valora la colaboración para conseguir buenos resultados. Los estudiantes, para ganar o alcanzar puntajes, deben resolver problemas o establecer estratégicas para cumplir con ciertos objetivos. Estas habilidades –tan importantes para el éxito académico– se desarrollan a través los estímulos adecuados. De hecho, según el nivel de los estudiantes, la gamificación puede adaptarse a necesidades y estilos de aprendizaje. 

¿Cómo lograr un buen diseño de juegos educativos? 

Para lograr un buen diseño de juegos educativos, es necesario considerar no solo los objetivos de aprendizaje, sino también el modo en que la gamificación se integrará en el día a día de las clases. Esto quiere decir que son necesarias algunas estrategias. A continuación, se presentan algunas de ellas. 

• Reconocer los objetivos de aprendizaje y elegir los juegos que se alinee a ellos. Entonces, el diseño de los juegos debe contemplar aquellos puntos que permitan practicar habilidad y reforzar conocimientos. 

• Elaborar el juego para que sea atractivo y motivador. Esto se puede lograr a través de una variedad de técnicas, como la inclusión de acertijos, desafíos, recompensas y narrativas interesantes para los estudiantes. 

• Establecer momentos de retroalimentación. Los juegos en la educación deben permitir una constante retroalimentación, sobre todo cuando hay avances en cada uno de los niveles del juego. 

• Adaptar los niveles a las habilidades y conocimientos de los estudiantes. Los niveles de dificultad pueden elaborarse en función de los contenidos desarrollados y el avance observado en los estudiantes. La personalización de estas dinámicas, de hecho, permiten que la experiencia en el juego sea más enriquecedora y contraria a la frustración. 

• Probar el juego y mejorarlo. Los juegos deben probarse constantemente para conocer sus puntos fuertes y debilidades, de tal manera que puedan mejorarse y así convertirlos en opciones sólidas para las clases. Se observan, por lo tanto, no solo las bases del juego, sino también los modos en los que los estudiantes interactúan con la complejidad de los niveles o sus dinámicas.

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