La historia permite conocer el pasado, sus alcances en el presente y prever el futuro. Gracias a sus métodos y resultados, en efecto, se pueden reconstruir hechos y comprender legados, tanto históricos como culturales. Pero hay una disciplina que se ocupa de comprender la manera en la que los textos de historia abordan su objeto de estudio. Se trata de la historiografía. Para comprenderla, es necesario abordar el concepto de historiografía, su evolución y las características de su práctica.
La historiografía es una disciplina enfocada en el estudio de la historia a través de la revisión exhaustiva de materiales bibliográficos, ya sean fuentes primarias o secundarias. En tanto campo de estudio, cuenta con método y técnicas específicos para la investigación histórica, los cuales permiten la redacción de artículos y libros académicos. Precisamente, en estos textos, la historiografía opera no solo como metodología para la reconstrucción de acontecimientos históricos, sino también como manera de analizar e interpretar las diferentes maneras en las que estos últimos han sido presentados por autores a lo largo del tiempo. Entonces, cabe decir que tiene como objeto de estudio a la historia partiendo de fuentes históricas.
La historia e historiografía, aunque están estrechamente relacionadas, son dos conceptos distintos. Por un lado, la historia se ocupa del estudio de acontecimientos pasados, cómo han ocurrido y cuáles fueron sus repercusiones. Entonces, toma en cuenta hechos, fechas, personas y eventos. Por otro lado, la historiografía centra su atención, precisamente, en la manera en la que se investiga y se presenta la historia. En otras palabras, examina y avalúa el resultado del quehacer de historiadores. Por ejemplo, la historia examina los eventos del Imperio romano, mientras que la historiografía estudia cómo los historiadores han interpretado y presentado dichos eventos a lo largo del tiempo.
La historiografía, como concepto y práctica, ha experimentado una evolución significativa a lo largo de los siglos. Desde sus inicios en la Antigüedad hasta su forma actual, ha pasado por diversas etapas y corrientes de pensamiento que han moldeado su naturaleza y propósito.
Durante la Edad Media, la historiografía se centró en los eventos históricos desde una perspectiva religiosa. Además, comprendió que la historia es una manera de preservar la memoria, por lo que se ocupó, en gran medida, de biografías y guerras. En este periodo, ya se utilizan fuentes escritas y orales. Al abordar la vida de determinados personajes, los textos podían ser tomados como ejemplos de vida.
La historiografía renacentista permitió el surgimiento de una nueva forma de comprender y escribir la historia. Partiendo de un enfoque más analítico y crítico, los historiadores buscaron un acercamiento más profundo al pasado. Esto es así porque, en este periodo, caracterizado por su orientación humanista, se contó con una mayor cantidad de fuentes para investigación histórica. Se propuso, asimismo, quitar el dogmatismo escolástico y centrarse en lo político en vez de lo religioso.
En este periodo, la historia ingresa de una manera insospechada en las sociedades durante el siglo XVII, en las que la opinión pública comienza a tomarse en cuenta como concepto. Los historiados, asimismo, viraron hacia un enfoque determinado por la Ilustración (siglo XVIII), el cual, prontamente, derivaría en la historiografía moderna. Aquí, se entiende que el acercamiento a la historia debe ser racional y escrita por filósofos, de lo que surge el concepto de filosofía de la historia.
Con Leopold von Ranke como fundador, el historicismo marcó un cambio importante en la historiografía, ya que puso el énfasis en el devenir histórico. Los historiadores de esta corriente sostenían que, para entender un evento o fenómeno, era necesario comprender su evolución y las ideas que habían tenido lugar en cada una de sus etapas. Precisamente, en tanto teoría, el historicismo plantea que el cambio en las ideas (“espíritu de los tiempos”) influye en el desarrollo de la historia.
El positivismo, por otro lado, buscaba aplicar métodos científicos a la historia. Con Augusto Comte como precursor, esta corriente historiográfica comprendía que la historia es un conjunto de etapas que conducen al hombre hacia el progreso. Asume que, asimismo, la historia sigue patrones universales que pueden comprobarse a través de la observación y análisis empíricos (estudio científico).
El materialismo histórico, desarrollado por Karl Marx y Friedrich Engels durante el siglo XIX, ve la historia a través del prisma de la lucha de clases y las relaciones económicas. Esta corriente ha tenido una influencia significativa en la historiografía, especialmente en la historia social y económica. La historia, entonces, se comprende a través de las relaciones entre la sociedad, la economía y los medos de producción.
Con orígenes en la revista Annales d’histoire économique et sociale, la Escuela de los Annales representó en el siglo XX un cambio radical en la historiografía, ya que se centró en la inclusión de otras disciplinas para un estudio más completo de la historia de la mano de la geografía y sociología, por ejemplo. Esta escuela también introdujo nuevas técnicas y enfoques, como la historia cuantitativa y la historia social.
Finalmente, surgida a partir de las propuestas de la Escuela de los Annales, la Nueva Historia ha ampliado aún más el campo de la historiografía, incorporando nuevas perspectivas y métodos. Esta corriente se centra en temas como la historia de las mentalidades y la historia cultural, entre otros.
La historiografía, como disciplina intelectual, tiene varias características distintivas que la diferencian de otras formas de escritura y estudio.
La historiografía se basa en una metodología rigurosa para el estudio de la historia. Esto incluye el uso de fuentes primarias y secundarias, la evaluación crítica de estas fuentes, y la interpretación y análisis de los datos históricos.
Aunque la historiografía es una disciplina académica, a menudo se presenta en un estilo narrativo. Los historiadores buscan contar una historia sobre el pasado, y utilizan técnicas narrativas para hacer que su trabajo sea accesible y atractivo para un público más amplio.
La historiografía es una disciplina intelectual que requiere un pensamiento crítico y analítico. Los historiadores deben ser capaces de evaluar las fuentes, interpretar los datos, y construir argumentos coherentes y persuasivos.
Aunque los historiadores se esfuerzan por ser objetivos, la historiografía siempre se enmarca en una cierta ideología o perspectiva. Esto puede ser una perspectiva política, una teoría de la historia o una metodología particular.
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