El bullying, un problema muy presente ámbito escolar, abarca diversas formas de agresión y hostigamiento, que afectan a estudiantes de todas las edades. Con el fin de abordar esta problemática de manera eficiente y efectiva, es fundamental comprender sus diferentes tipos y las dinámicas que lo sostienen. En este texto, se describen en detalle los tipos de bullying, así como las estrategias y medidas de prevención necesarias para enfrentar esta situación en las escuelas. Además, se destaca la importancia de estar alerta a las señales de alerta, escuchar a las víctimas, combatir la normalización de la violencia y establecer protocolos de acción adecuados para asegurar un entorno educativo seguro y propicio para el desarrollo integral de los estudiantes.
El bullying, también conocido como acoso escolar, consiste en toda agresión que se ejecuta de manera continuada contra una víctima, quien recibe ataques de uno o más compañeros de escuela. Se trata de un conjunto de dinámicas de intimidación y hostigamiento que tienen como objetivo dominar o humillar, lo que demuestra un abuso de poder de parte del agresor. Ocurren en diversos ámbitos dentro y fuera de la escuela, e incluso en medios digitales.
Se pueden mencionar los siguientes tipos de bullying:
Los casos de acoso escolar son una realidad que, en muchas ocasiones, pasa desapercibida. Las dinámicas que establecen los agresores suelen encontrar lugar cuando ningún miembro de la comunidad educativa, entre ellos los docentes y directivos, está presente o no puede notarlo de manera directa. En estos momentos, precisamente, se perpetran agresiones de diversa índole, las cuales pueden llegar a ser sistemáticas y causar daños a largo plazo, tanto a nivel físico como psicológico.
Por esta razón, todos los miembros de la escuela deben estar alertas no solo a las agresiones cuando estas ocurren, sino también a indicios tan comunes como el aislamiento y el bajo desempeño académico. Estos cambios en las víctimas pueden ser el punto de partida para indagar en qué es lo que les ocurre para evidenciar la existencia del acoso escolar. En pocas palabras, no basta con ser testigo directo; por el contrario, se necesita también estar alerta para identificar y plantear soluciones a situaciones de acoso.
Una de las preguntas que suelen surgir frente a los casos de acoso es la siguiente: ¿quién escucha los testimonios de las víctimas? En principio, los docentes suelen ser los primeros en recibir las alertas de los alumnos que experimentan diferentes tipos de bullying. Sin embargo, sin una adecuada respuesta por parte de aquellos, ellos pueden sentir que no encuentran la protección necesaria.
Por lo tanto, la atención debe contemplar, en primer lugar, una escucha atenta para comprender qué ha pasado y cuándo, quién fue el agresor o agresores, y por supuesto cuáles fueron las consecuencias de tales acciones en quien denuncia. La empatía y las respuestas asertivas deben guiar este proceso. En segundo lugar, los docentes, en colaboración con otros actores de la escuela, debe tomar medidas de contención para proteger a la víctima y para que no vuelvan a ocurrir. Es fundamental no subestimar las experiencias y destinar tiempo a la resolución de este tipo de situaciones.
El bullying en las escuelas puede ser relativizado o normalizado debido a que aún existe la cultura de la violencia en las escuelas. En efecto, las creencias en torno al acoso escolar pueden tener un impacto dramático en niños y adolescentes, puesto que, ante una inexistente o ineficiente gestión de la violencia, se sienten desamparados al mismo tiempo que siguen sufriendo agresiones. En este sentido, es necesario desterrar ideas relacionadas con que la violencia es natural en determinadas edades y que, además, esta forja el carácter de los estudiantes, lo que les hace más fuertes y menos cobardes. Ante esto, la respuesta es rotunda: nada justifica las agresiones y tampoco que estas no reciban el tratamiento que merecen de parte de toda la comunidad educativa.
La violencia escolar, como se dijo, suele ocurrir en momentos en los que ni docentes, ni administrativos, ni directivos están presentes. Esto hace necesario identificar los momentos y espacios en los que ocurren los actos de violencia física y psicológica. Por ejemplo, pueden ocurrir en el salón durante los cambios de asignatura; en espacios específicos de la escuela durante los recreos o fuera de ella al terminar las clases. Es importante, por lo tanto, fomentar el control de estas circunstancias a través de la presencia de docentes y familiares. Incluso, cuando se trata de violencia en las redes sociales, debe haber una gestión adecuada de la situación de acoso.
Cada escuela debe contar con un protocolo de acción frente al bullying. Su elaboración e implementación debe contemplar todas las variables que permiten prevenir, identificar los casos de violencia, sus tipos, las medidas de contención socioemocional y las acciones correctivas para los perpetradores. Hay que recalcar que los protocolos, en ningún caso, deben convertirse en un mero registro de los hechos, sino que deben situarse como un documento guía que permita tomar acciones según ciertos marcos establecidos por especialistas.
Es así como se debe contar con diferentes fases de acción, que pueden ser:
Primera fase. Se comunica la agresión, se constituye un equipo para abordar el caso, se recoge la información y esta se analiza.
Segunda fase. Se comunica a las familias sobre la agresión, se realiza una intervención para tratar el conflicto y se implementan medidas educativas, tanto individuales como colectivas. Además, se aplican medidas disciplinarias. Por último, se finaliza la intervención y se realiza un seguimiento sostenido para estar al tanto de cómo evoluciona el caso.
Cada una de estas fases, desde luego, merece un desarrollo más amplio. Las escuelas deben volcar toda esta información en documentos que puedan ser consultados por cualquier miembro de la escuela.
En el mercado laboral actual, las especializaciones y los estudios de posgrados son muy valorados por los empleadores, puesto que demuestran, por un lado, el interés de los profesionales por alcanzar un alto nivel y, por otro lado, la adquisición de conocimientos teórico-prácticos para un óptimo desempeño.
Por esta razón, ponemos a tu disposición un amplio catálogo de masters y maestrías para que logres tus objetivos personales y profesionales. Uno de ellos es el Master en Bullying: Prevención e Intervención en Casos de Acoso y Ciberacoso Escolar + Titulación Universitaria. Con este master podrás mejorar tus habilidades y emprender tu camino hacia el éxito.
Además, hemos desarrollado la Metodología Active, la cual aprovecha todos los beneficios del e-learning para que nuestros estudiantes puedan acceder a una educación con calidad europea y con los mejores contenidos elaborados por especialistas del sector. Nuestra experiencia en la educación online nos respalda.
Conectamos continentes, impulsamos conocimiento
Nuestros colaboradores
Solicita información